Ya nada será como acostumbramos.
Al igual que evolucionamos de pagar con
arroz o sal, o del trueque,
en un futuro nuestros hijos o nietos podría no conocer el dinero efectivo.
Ya en 2017 se estimaba que hacia 2030
países como Dinamarca, habrían establecido la defunción del dinero físico;
donde tampoco se fabricaban ya monedas.
Quizás los dos países más llamativos en
ello según El País sean Suecia, la India, Kenia, Colombia y
China. Por diferentes motivos. Por ejemplo, en el segundo de estos, se evitan
problemas como son las actividades ilegales, quedando casi extinguida la moneda
para el año siguiente.; algo similar ocurre en Colombia atendiendo a su gran
número de robos e hurto, que según los comunicados
CEJ, en 2020 ascendió a 69 robos al día.
En China, como otro caso, la causa sería el
gran avance existente, que incluso se utiliza el reconocimiento facial para el
cashless.
Frente a esto, en nuestro país, la
cuestión social es diferente. Se estima que dejaremos de hacer actividades
tan comunes como ir a un establecimiento y sacar del bolsillo un euro y recibir
un ticket a cambio más tarde; ya que en 2018 se estimaba de la mano de El
confidencial y Aproser, que según encuestas, el 53% de los españoles
preferían el dinero en efectivo.
Donde también establece la contradicción a
la consecuencia negativa principal de la sociedad: “Se habla de que las sociedades serían más seguras sin efectivo
pero la realidad es que hoy es más sencillo que te dupliquen la
tarjeta a que te cuelen un billete falsificado”, como expone Santiago
Carbó en este mismo artículo.
No obstante, en resumen,
la población general sigue exponiendo que al final el dinero en tarjetas o el
dinero intangible es más controlable, o no se puede perder tan fácilmente.
Además, la pandemia contemporánea ha hecho retroceder aún más el dinero en
efectivo, de tal forma que no es raro encontrar artículos que ya muestran cómo
son las iniciativas
del gobierno para reducir el efectivo, como establece también la Unión
Europea.
No extrañan estos datos, hablando en
líneas generales, si pensamos que instrumentos de pago como bizum,
son utilizados ya por casi 20 millones de personas.
The
Economy Journal, nos expone que quizás los que más ansias o voluntad tengan
para el cambio del dinero físico sean los políticos, como medio de regulación.
Por todo ello, enlazamos, según lo
establecido actualmente, la gente tiene menos fiabilidad en general de las entidades
y del dinero en general. Y aquí quizás viene la gran protagonista. Si pasamos
de pagar con sal, al dinero
fiduciario, luego al dinero en papel y posteriormente al digital… ¿qué nos
llama más hoy en día?
La economía avanza con gran rapidez y aquí está el claro ejemplo. En unos años quizás lo que hoy consideremos normal, ya quede atrasado. Así que, adaptémonos al cambio.
Comentarios
Publicar un comentario